Uno no sabe cuándo va a morir, pero viajar en una combi o custer tal vez aumente las probabilidades. Tal vez cada mañana no viajamos a la universidad o al trabajo, sino hacia un campo santo. Tal vez la última mirada del mundo que conocemos sea a través de la ventana de un vehículo.

Nadie desea ser chofer de una combi o custer. Las circunstancias decidieron que lleven el volante de nuestras vidas. No obstante muchos choferes han ocupado más tiempo en coleccionar papeletas que capacitaciones de manejo.

La única diferencia entre los choferes de combi y de choferes de custer es el número de vidas que conducen hacia la muerte por cada kilometro recorrido. Por lo pronto, hasta que los choferes respeten las normas de tránsito, habrá que rezar a los santos para llegar con bien a nuestro destino.